viernes, 6 de marzo de 2009

Otra constatación: La educación rural como objeto de investigación es difuso.


En el año 2004, en un seminario en Girona, España, recuerdo que ante la pregunta de colegas académicos de diferentes universidades de países iberoamericanos, yo respondía que mi tema de interés era la educación rural, descubrí que para muchos reputados docentes, ese concepto no existe. La educación rural no existe como tema de estudio académico porque es –desde el punto de vista de estas personas- una adaptación de la “educación en general”.
Para algunos investigadores –sobre todo norteamericanos- las investigaciones que se hacen en el tema de educación rural, no lo son. Son el resultado de estudios educativos que se hacen en escuelas rurales. Eso significa –para autores como Arnold
- que lo que existen son escuelas rurales, porque están en una zona rural, pero la educación como tal no es rural, porque –siempre según Arnold- no hay evidencia de que los resultados que demuestran estas investigaciones, tengan que ver con que lo que ahí se hace sea algo diferente al concepto general de educación.
Esta discusión, a la que se le puede dedicar mucho tiempo, me recuerda aquellas discusiones en las que se decía que la educación especial no existía, porque cuando uno educa a un discapacitado, lo que hace es educación adaptada a sus condiciones, y por lo tanto no es otra cosa que educación. Bueno, en el campo de la educación especial, hemos avanzado tanto (sobre todo en la definición de las especificidades de esas adaptaciones) que nadie pone en tela de duda el concepto de educación especial.
No sucede lo mismo con la educación rural. Sin embargo, sus defensores estamos en proceso de definir esas especificidades, esas adaptaciones, porque la vida rural, querámoslo o no, las tiene y marcan la vida de la escuela y el proceso de educación que en ella se realiza. Tomo posición entonces y digo que creo en la educación rural y aunque esa posición es un poco riesgosa e incómoda, tengo claro que las condiciones de los procesos educativos en las pequeñas comunidades alejadas tienen características particulares que las hacen irrepetibles en otros contextos. 


Y lanzo entonces la pregunta:  Creen ustedes que la educación rural existe? 

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miércoles, 11 de febrero de 2009

Contestando las preguntas...

Me he tomado unos días para reflexionar y responder las dos preguntas que el Dr. Valverde nos hace.

La primera la formuló así:

1.    ¿Qué evidencia empírica hay de que las políticas que son “explicitas para la educación rural” son más eficaces que las políticas educativas que no lo son, en América Latina? 

Yo no creo que la evidencia empírica más importante está recopilada por la UNESCO/Fao en el documento:  Educación para el desarrollo rural. Hacia nuevas perspectivas.  

Este, sin ser concluyente, recoge experiencias variopintas latinoamericanas que nos señalan un camino.  Si bien es cierto que no todos los resultados de esas experiencias  se reflejan directamente en los resultados de pruebas estandarizadas, logran éxitos rotundos en criterios menos numéricos como son la permanencia en la escuela, la mayor asistencia de niñas –aunque yo tengo mi propia opinión al respecto-, o la mayor implicación de lo privado en la educación pública. 

Probado esta el éxito que tuvo Escuela Nueva de Colombia en sus etapas iniciales, y no exento de dificultades funciona bien Escuela Básica Rural de Chile. 

De todas formas, coincido con el Dr. Valverde, cuando nos dice:

las políticas públicas en el área de educación en América Latina, son en su abrumadora mayoría, vagas, carentes de apoyo en la evidencia empírica, y encarnan una serie de dogmas e ideologías que rara vez se examinan, y que se defienden casi únicamente desde sus supuestos ideológicos y no en referencias a evidencias concretas. El compromiso real de la mayoría de los gobiernos de la región con la educación es muy tibio, sujeto a vaivenes políticos de la más diversa índole. El compromiso retórico es más constante, pero eso no guarda relación alguna con acciones comprometidas”

Su segunda pregunta dice:

2.    ¿Cuál es el argumento que apoya la idea de que debe ser prioritario tener políticas explícitamente rurales?

El argumento más hermoso es el tamaño.  Si hablamos de generalizaciones, la población de América Latina es rural en su cuarta parte (según los datos de la  CEPAL)  El 25 por ciento –una minoría respetable-es mucho más importante que otras minorías que han recibido la atención con políticas particulares (me refiero a la población discapacitada, por ejemplo), la urbanidad (tanto en población como en extensión son una mayoría con  muchísimo poder).

El Dr. Valverde nos dice:

Los resultados de la escolarización en América Latina – en todos los países sin excepción – son magros y los colocan en difícil posibilidad de participar plenamente como iguales en el mundo del siglo XXI”.   Y yo me pregunto: ¿no será acaso que no hemos entendido la naturaleza de los desafíos que significan educar a una población rural?  Y que si atendiésemos este tema con mucho mayor seriedad, el resultado general mejoraría?

Igual que Vivian creo que “Para llegar a la equidad aún las políticas son insuficientes”.

Yo no tengo respuestas, tengo también muchas, muchísimas preguntas…. Ustedes? 

 

 

Cuestión de orden:  Para Mina, Gloria y Pablo que me escriben diciéndome que quieren participar pero no saben cómo…. Vayan a la página web: http://ruraledu.blogspot.com/  y debajo de cada entrada hay un rotulito que dice:   “Comentarios”.  Si hacen un clic ahí, se les va abrir la página para escribir lo que ustedes quieran decirnos, eso sí, tardarán un poquito en ver publicado su comentario pues debe pasar por un filtro, para evitarnos intervenciones desagradables.  

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sábado, 7 de febrero de 2009

Primera constatación: La educación rural es un concepto difuso.


Es difuso porque el mismo tema de la ruralidad es difuso. Podemos dar por sentado que eso que llamamos rural –que se construye a partir de la oposición al concepto de urbano- tiene características que le son particulares: baja densidad poblacional (cuya cantidad tampoco es generalizable, lo que es poco denso en China es bastante denso para Europa por ejemplo), actividad principalmente agrícola (aunque esta realidad viene cambiando), formas y usos sociales derivados del aislamiento (desde la preservación de lenguas autóctonas hasta un arraigo al grupo familiar), y una dificultad para acceder a bienes y servicios propios del mundo desarrollado, producto de barreras geográficas como la distancia o las montañas .


Existen muchos trabajos sobre el tema del medio rural y sobre la “nueva ruralidad”. Sin entrar en detalles, podemos subrayar simplemente tres características del mundo rural de hoy día en Francia que ha detectado Alpe(2003) y que no es del todo extranjero para América Latina:


-La continuación del éxodo rural y la aparición de un nuevo flujo en sentido inverso, un tipo de éxodo urbano o re-ruralización. Este éxodo trae consecuencias para el medio rural, pero hay muchas diferencias entre los tipos de medios rurales.


-Un crecimiento de la heterogeneidad socio-económica del medio rural, cada vez menos agrícola, cada vez más pluriactivo, y recibiendo hogares bien constituidos y hogares en dificultad.


-Una evolución muy sensible de los comportamientos y las exigencias de esos hogares rurales, que recurren cada vez más a denunciar la falta de servicios de calidad en las regiones alejadas, situación que puede ser muy importante en materia de política educativa.


No podemos decir entonces que la ruralidad china es igual a la ruralidad nicaragüense, o a la ruralidad africana, pero si podemos decir que más de la mitad del mundo es rural y eso es bastante como para justificar el estudio de lo que en esos territorios se hace en materia de educación básica.

 

Nos dice Nancy que la investigación que se ha hecho en Costa Rica demuestra que "no se ha encontrado evidencia de que haya habido una preocupación explícita por la educación rural en particular que atienda su realidad".

 

Y a mí me gusta mucho la frase de Bernal Agudo (2002) que dice: “El mundo y la escuela rural siguen existiendo y deben tener la consideración como tal.  No tendría que entenderse como un mundo superado  y sin sentido actualmente, sino todo lo contrario, un ámbito geográfico, estructural, curricular y organizativo que habría que entender y cuidar con mayor sensibilidad y esmero”

 

Y retomo también las palabras de otra lectora de este blog, quien me envió un correo privado diciendo que: “la educación rural se mete en el corazón de uno y me preocupa cada día más no ver políticas concretas dirigidas a esta población y sigue siendo interés de ningún político a pesar de que ya la incorporan en el discurso por conveniencia de financiamientos externos. Pero al fin duele que no lleguen los recursos donde tienen que llegar”. 

Bueno,  ¿y ahora qué hacemos?

Les lanzo la segunda pregunta:  Si ya sabemos que no hay políticas explícitas para la educación rural,   ¿quién y cómo debe construirlas?


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miércoles, 14 de enero de 2009

Por qué el interés en la educación rural?

Estando en Costa Rica, como profesora de la Universidad Nacional en la formación de maestros -muchos de los cuales trabajaban como maestros rurales- hacíamos desde siempre, la identificación de problemas propios a esa realidad rural: algunos de esos problemas corresponden al ámbito de la inequidad de los servicios educativos brindados (calidad y accesibilidad), otros al campo de la pedagogía de aula unidocente, la incidencia de las condiciones de pobreza en el proceso de aprendizaje o el abandono escolar como única salida ante un modelo de educación impuesto y lejano a la realidad de las comunidades rurales.
En un momento que yo no sabría precisar, pero que ubico alrededor de año 2000 empecé a preguntarme, de qué manera otros países habían dado respuesta a estos problemas, cuáles eran las formas que se habían encontrado para resolverlos. Y empecé a ver para afuera: junto con las experiencias colombianas, mexicanas o venezolanas, tímidamente me acerqué a los documentos que aparecían en inglés y que provenían de las asociaciones de educación rural de los Estados Unidos. Empecé a hacer algunos tímidos descubrimientos, como el modelo “la escuela en casa” (Home Schooling) por ejemplo, y mi iniciativa fue un poco cortada por el argumento -tal vez un poco cargado de prejuicio ideológico- de algunos compañeros profesores que me decían: "Iris, la escuela rural norteamericana no puede enseñarnos nada, somos tan distintos, ellos tienen recursos y nosotros no, tenemos mentalidades diferentes, etc".
Seguí un poco en solitario con mi exploración y luego, con el aprendizaje del francés, se me abrieron los ojos a otras realidades.  Ya iré explicando más adelante lo que me he encontrado.

Les lanzo una primera pregunta: ¿ Requiere la educación rural de políticas educativas específicas para resolver sus dificultades?  Si es así, de qué tipo?

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