miércoles, 11 de febrero de 2009

Contestando las preguntas...

Me he tomado unos días para reflexionar y responder las dos preguntas que el Dr. Valverde nos hace.

La primera la formuló así:

1.    ¿Qué evidencia empírica hay de que las políticas que son “explicitas para la educación rural” son más eficaces que las políticas educativas que no lo son, en América Latina? 

Yo no creo que la evidencia empírica más importante está recopilada por la UNESCO/Fao en el documento:  Educación para el desarrollo rural. Hacia nuevas perspectivas.  

Este, sin ser concluyente, recoge experiencias variopintas latinoamericanas que nos señalan un camino.  Si bien es cierto que no todos los resultados de esas experiencias  se reflejan directamente en los resultados de pruebas estandarizadas, logran éxitos rotundos en criterios menos numéricos como son la permanencia en la escuela, la mayor asistencia de niñas –aunque yo tengo mi propia opinión al respecto-, o la mayor implicación de lo privado en la educación pública. 

Probado esta el éxito que tuvo Escuela Nueva de Colombia en sus etapas iniciales, y no exento de dificultades funciona bien Escuela Básica Rural de Chile. 

De todas formas, coincido con el Dr. Valverde, cuando nos dice:

las políticas públicas en el área de educación en América Latina, son en su abrumadora mayoría, vagas, carentes de apoyo en la evidencia empírica, y encarnan una serie de dogmas e ideologías que rara vez se examinan, y que se defienden casi únicamente desde sus supuestos ideológicos y no en referencias a evidencias concretas. El compromiso real de la mayoría de los gobiernos de la región con la educación es muy tibio, sujeto a vaivenes políticos de la más diversa índole. El compromiso retórico es más constante, pero eso no guarda relación alguna con acciones comprometidas”

Su segunda pregunta dice:

2.    ¿Cuál es el argumento que apoya la idea de que debe ser prioritario tener políticas explícitamente rurales?

El argumento más hermoso es el tamaño.  Si hablamos de generalizaciones, la población de América Latina es rural en su cuarta parte (según los datos de la  CEPAL)  El 25 por ciento –una minoría respetable-es mucho más importante que otras minorías que han recibido la atención con políticas particulares (me refiero a la población discapacitada, por ejemplo), la urbanidad (tanto en población como en extensión son una mayoría con  muchísimo poder).

El Dr. Valverde nos dice:

Los resultados de la escolarización en América Latina – en todos los países sin excepción – son magros y los colocan en difícil posibilidad de participar plenamente como iguales en el mundo del siglo XXI”.   Y yo me pregunto: ¿no será acaso que no hemos entendido la naturaleza de los desafíos que significan educar a una población rural?  Y que si atendiésemos este tema con mucho mayor seriedad, el resultado general mejoraría?

Igual que Vivian creo que “Para llegar a la equidad aún las políticas son insuficientes”.

Yo no tengo respuestas, tengo también muchas, muchísimas preguntas…. Ustedes? 

 

 

Cuestión de orden:  Para Mina, Gloria y Pablo que me escriben diciéndome que quieren participar pero no saben cómo…. Vayan a la página web: http://ruraledu.blogspot.com/  y debajo de cada entrada hay un rotulito que dice:   “Comentarios”.  Si hacen un clic ahí, se les va abrir la página para escribir lo que ustedes quieran decirnos, eso sí, tardarán un poquito en ver publicado su comentario pues debe pasar por un filtro, para evitarnos intervenciones desagradables.  

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sábado, 7 de febrero de 2009

Primera constatación: La educación rural es un concepto difuso.


Es difuso porque el mismo tema de la ruralidad es difuso. Podemos dar por sentado que eso que llamamos rural –que se construye a partir de la oposición al concepto de urbano- tiene características que le son particulares: baja densidad poblacional (cuya cantidad tampoco es generalizable, lo que es poco denso en China es bastante denso para Europa por ejemplo), actividad principalmente agrícola (aunque esta realidad viene cambiando), formas y usos sociales derivados del aislamiento (desde la preservación de lenguas autóctonas hasta un arraigo al grupo familiar), y una dificultad para acceder a bienes y servicios propios del mundo desarrollado, producto de barreras geográficas como la distancia o las montañas .


Existen muchos trabajos sobre el tema del medio rural y sobre la “nueva ruralidad”. Sin entrar en detalles, podemos subrayar simplemente tres características del mundo rural de hoy día en Francia que ha detectado Alpe(2003) y que no es del todo extranjero para América Latina:


-La continuación del éxodo rural y la aparición de un nuevo flujo en sentido inverso, un tipo de éxodo urbano o re-ruralización. Este éxodo trae consecuencias para el medio rural, pero hay muchas diferencias entre los tipos de medios rurales.


-Un crecimiento de la heterogeneidad socio-económica del medio rural, cada vez menos agrícola, cada vez más pluriactivo, y recibiendo hogares bien constituidos y hogares en dificultad.


-Una evolución muy sensible de los comportamientos y las exigencias de esos hogares rurales, que recurren cada vez más a denunciar la falta de servicios de calidad en las regiones alejadas, situación que puede ser muy importante en materia de política educativa.


No podemos decir entonces que la ruralidad china es igual a la ruralidad nicaragüense, o a la ruralidad africana, pero si podemos decir que más de la mitad del mundo es rural y eso es bastante como para justificar el estudio de lo que en esos territorios se hace en materia de educación básica.

 

Nos dice Nancy que la investigación que se ha hecho en Costa Rica demuestra que "no se ha encontrado evidencia de que haya habido una preocupación explícita por la educación rural en particular que atienda su realidad".

 

Y a mí me gusta mucho la frase de Bernal Agudo (2002) que dice: “El mundo y la escuela rural siguen existiendo y deben tener la consideración como tal.  No tendría que entenderse como un mundo superado  y sin sentido actualmente, sino todo lo contrario, un ámbito geográfico, estructural, curricular y organizativo que habría que entender y cuidar con mayor sensibilidad y esmero”

 

Y retomo también las palabras de otra lectora de este blog, quien me envió un correo privado diciendo que: “la educación rural se mete en el corazón de uno y me preocupa cada día más no ver políticas concretas dirigidas a esta población y sigue siendo interés de ningún político a pesar de que ya la incorporan en el discurso por conveniencia de financiamientos externos. Pero al fin duele que no lleguen los recursos donde tienen que llegar”. 

Bueno,  ¿y ahora qué hacemos?

Les lanzo la segunda pregunta:  Si ya sabemos que no hay políticas explícitas para la educación rural,   ¿quién y cómo debe construirlas?


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